Sin duda la respuesta a esta pregunta será “si”, pero la simple instalación de un sensor de movimiento no significa un ahorro de forma automática, dado que instalar un producto no adecuado, o de mala calidad, puede generar apagados y encendidos no deseados, disminuyendo la vida útil de las lámparas, provocando una pérdida de confort e incrementando el consumo de energía.
La instalación de sensores de movimiento es una forma útil de reducir el consumo eléctrico en diferentes tipos de comunidades. Mantener apagadas las luces de los espacios comunes cuando no hay ninguna persona, puede reducir considerablemente la factura de luz. Los sensores activan las luces cuando se detecta movimiento y/o presencia en el ambiente, pero también las apagarán automáticamente para ahorrar energía cuando ya no son necesarias.
Los sensores de movimiento son una potente herramienta para reducir los consumos de electricidad, ya que pueden controlar los interruptores de luz con el fin de iluminar cuartos, pasillos, estacionamientos, salones completos, baños y salas de reuniones solo cuando detecta movimiento o presencia de las personas; al mismo tiempo puede apagar la luz automáticamente cuando la actividad o movimiento haya concluido.
Pero, si el sensor elegido no es el adecuado para la funcionalidad que se busca, o el mismo es de mala calidad, a diferencia de aportar ahorro de energía al consumo actual, éste generará mayores costos relacionados con el hecho de acortar la vida útil de las lámparas utilizadas o consumos adicionales de energía por exceso de encendidos innecesarios de la luminaria.
Veamos aquí algunos ejemplos.
Aquí el escenario es una sala de reuniones. La intención es mantener la luz encendida sólo si hay personal de la empresa presente en la misma. En caso de instalar un sensor que sólo detecta movimiento, existirán apagados involuntarios de la luz transcurrido el tiempo ajustado previamente en el sensor, generando “falso ahorro” y malestar en las personas, que deberán moverse de manera intensa para activar las luces nuevamente. Lo correcto aquí sería instalar un sensor que detecte movimiento y presencia, ya que este tipo de tecnología permite “ver” micro movimientos, manteniendo la luz encendida con el simple uso de una computadora, o escritura en un papel.
Lo mismo podría ocurrir en un baño, donde las personas pueden pasar largos periodos de tiempo sin realizar grandes movimientos, y la luz termina apagándose generando malestar en las personas (muchas veces quedando 100% a oscuras).
Toda lámpara tiene una vida útil, esto es ampliamente conocido por todos, pero lo que no siempre se tiene en cuenta, es que existen dos limitaciones en esa vida útil:
Esto quiere decir que el recambio de una lámpara no solo será por cumplir con las HS de funcionamiento indicadas por el fabricante, sino que también será por la cantidad de veces que se apaga y se prende la misma.
Aquí mostramos esos valores, en los modelos más utilizados, correspondientes a uno de los mejores fabricantes de lámparas del mundo:
Con esta información podemos concluir que cuanto mayor sea la cantidad de veces que encendemos y apagamos la lámpara menor será la vida útil de la misma, y estaremos afectando de manera directa a nuestro patrimonio.
A modo de ejercicio, hemos simulado el siguiente escenario en nuestro laboratorio, a fin de determinar el costo real que se produce durante el período de 1 año de uso de lámparas en diferentes ciclos de encendido y apagado.
Para determinar los costos totales, se obtuvieron los precios promedios de las siguientes lámparas en el mercado:
Lámpara 20w CFL (bajo consumo): $ 150
Lámpara 50w Halógena: $ 60
Lámpara 10w Led: $ 200
Lámpara 51w Tubo: $ 130
También se tiene en cuenta la tarifa eléctrica tipo T1-R1 ($ 0,577 kW/h)
Supondremos dos escenarios, ambos en un pasillo de hotel, con 10 lámparas colocadas manejadas por un sensor de movimiento funcionando durante 12hs, desde las 8am hasta las 20hs.
Escenario 1: Cada 5 minutos una persona transita el pasillo. Una vez que el sensor detecta movimiento, el tiempo de encendido se mantiene sólo durante 30 segundos.
Escenario 2: Cada 5 minutos una persona transita el pasillo. Una vez que el sensor detecta movimiento, el tiempo de encendido se mantiene durante 5 minutos.
Resultados:
Del ensayo entonces podemos concluir que la utilización incorrecta de un sensor, o la mala calidad del mismo trae aparejado un incremento en los costos que pueden ir desde un 40% a un 80% dependiendo de la lámpara utilizada.